Con el objetivo de reducir las estadísticas de desnutrición y la deserción escolar que históricamente han afectado a la niñez hondureña se ejecuta el “Programa Nacional de Alimentación Escolar (PNAE)”, que consiste en brindar un plato de alimento todos los días del año lectivo a las niñas y niños matriculados en el sector público del país.
Para este 2023 el programa cuenta con un presupuesto de 1.022 millones de lempiras enfocado en alimentar a 1,317,027 infantes en más de 21,000 centros educativos gubernamentales en 16 departamentos (Catholic Relief Services (CRS), colabora en La Paz e Intibucá, (la SEDESOL complementa con aceite fortificado)). Este programa ha llegado a las zonas más remotas del país, desde la montaña de la Flor en Orica Francisco Morazán hasta la aldea Wanpusirpi en el municipio de Wanpusirpi, Gracias a Dios.
Comprometidos con la transparencia del programa, para los procesos de compra de la alimentación escolar se cuenta como socio estratégico al Programa Mundial de Alimentos (PMA), a quienes se les trasladan los fondos y de esta forma, se encargan de comprar los insumos a productores locales y distribuirlos a las direcciones departamentales y municipales de educación.
Bajo esta línea, todos los días que los niños han asistido a clases este año han recibido alimentación escolar a través de una ración seca que consiste en arroz, frijoles, harina (trigo/maíz) y aceite (todos estos insumos debidamente fortificados. El impacto de la merienda ha sido positiva, ya que se registra un aumento en la matrícula escolar directa de 93,996 niñas y niños indígenas y afrohondureños este año.
Un plato de alimento que se le da a un niño no solo es eso, también es un plato de esperanza y solidaridad; desde el Gobierno de la Presidenta Xiomara Castro estamos trabajando para que en dos años podamos alcanzar la universalidad alimentaria (100 % de niñas y niños matriculados) por primera vez en el país y poder brindar ración fresca.